Un camino de reflexión, gratitud y compromiso

El pasado miércoles 5 de noviembre, los estudiantes de IV° medio del Colegio Nuestra Señora de Andacollo participaron en la Jornada de Senderismo G-25, una experiencia formativa que unió naturaleza, espiritualidad y comunidad, en un entorno privilegiado como la Quebrada de Macul.
La jornada tuvo como objetivo central fomentar la reflexión personal y el compromiso social de nuestros jóvenes, invitándolos a mirar su historia, reconocer los valores que los han acompañado durante su trayectoria escolar y proyectar su vida futura a la luz del Evangelio y del carisma de la Congregación de Santa Cruz.


Durante la caminata, los estudiantes recorrieron distintas estaciones de reflexión, cada una con un sentido simbólico y pedagógico:
- “Mi camino recorrido, tu historia es mi historia”, donde reconocieron los hitos personales y comunitarios que han marcado su paso por el colegio.
- El gesto de gratitud y reconciliación, momento de interioridad y encuentro, en el que agradecieron, pidieron perdón y expresaron su deseo de seguir creciendo en libertad y fraternidad.
- “Mi familia”, una instancia final de oración y reconocimiento, donde cada estudiante recibió una sorpresa de sus familias y un recuerdo con la cruz de Santa Cruz, signo del amor y acompañamiento recibido a lo largo de estos años.

La experiencia permitió integrar los valores de la espiritualidad de Santa Cruz —la esperanza, la presencia y la misión compartida— en un formato vivencial y profundamente humano. La jornada buscó acompañar a los estudiantes en su proceso de construcción de proyecto de vida, ayudándolos a descubrir que el seguimiento de Jesús implica también compromiso con los demás y con la transformación de la realidad.
El equipo pastoral del colegio, junto a los profesores jefes y docentes acompañantes, guió las distintas estaciones, promoviendo el trabajo colaborativo, la escucha y el encuentro personal. También nos acompañaron los religiosos de la casa de formación de la Congregación de Santa Cruz, junto a sus formadores Padres Zachary y Pedro, CSC, quienes compartieron momentos de oración y fraternidad con los jóvenes.
Esta jornada fue un signo de comunidad en camino, una oportunidad para detenerse, mirar con gratitud lo vivido y abrirse con esperanza al futuro. Un espacio donde la educación, la fe y la vida se entrelazaron al ritmo del sendero, recordándonos que todo trayecto compartido deja huellas que transforman.

























































